Al sur del continente Americano y prácticamente encerrada entre enormes hitos geográficos -por el norte el desierto más árido del mundo, por el sur la helada Patagonia, por el oeste el Océano Pacífico y por el este la imponente Cordillera de los Andes-, la ciudad de Santiago ha sido por muchos años un secreto escondido y casi olvidado para el turismo.
Pero la ciudad, con alrededor de 7 millones de habitantes, por fin se empieza a mostrar al mundo. Con una democracia floreciente, una clase social cada día más próspera y una creciente necesidad de apertura, Santiago se llena cada día más de vida, eventos y festivales y empieza a abrirse camino en el mapa del turismo internacional como nunca antes.
Hace ya tiempo que Santiago se convirtió en un destino atractivo para hacer negocios, grandes y pequeñas empresas llegan de todas partes del mundo para quedarse. Pero esa imagen sobria y formal que acompañó la ciudad por tantos años va cambiando, barrios bohemios, museos, parques frondosos y una vibrante vida nocturna están transformando Santiago y la están convirtiendo en un lugar atractivo donde salir, comer, probar un buen vino y disfrutar.
Algunos consejos para que disfrutes lo mejor de Santiago

Ponte zapatos cómodos para caminar y dirígete al Parque Metropolitano, más conocido simplemente como el Cerro San Cristóbal. Desde sus altos miradores podrás hacerte una idea de la magnitud de la ciudad. Es posible subir a la cima caminando, en bicicleta, en taxi o cómodamente en el teleférico.

Ya de vuelta, a los pies del San Cristóbal está una de las tres casas que el premio Nobel de literatura chileno Pablo Neruda, tuvo en Chile. Una visita guiada por «La Chascona«, (despeinada) llamada así en honor al pelo rojo y desaliñado de Matilde Urrutia, última esposa de Neruda, es una necesidad.

Terminada la visita, lo mejor es vagar sin prisas por el barrio Bellavista, el barrio bohemio por excelencia de Santiago. Varios restaurantes ofrecen comidas típicas e internacionales así que hay para todos los gustos. El barrio es famoso por su vida nocturna, pero cada vez hay más talleres de artistas, teatros y vida cultural entre sus calles. Apreciar la arquitectura de algunas de las pocas casas coloniales que todavía quedan en el barrio, es en sí una experiencia.

Cruza el río Mapocho, dirígete ahora al barrio Bellas Artes para sumergirte en la cara más artística de la capital chilena. El Museo Nacional de Bellas Artes, es el lugar ideal para ver obras de artistas chilenos y extranjeros, además el edificio es una maravilla.
Dirígete ahora al histórico, gastronómico y también bohemio barrio Lastarria pero antes has una parada en la Heladería Mo (Calle Monjitas 484, frente al metro Bellas Artes) y prueba alguno de los mejores helados artesanales de la ciudad. Recuperadas las fuerzas, sumérgete en el barrio donde bares, restaurantes y tiendas de diseñadores independientes están floreciendo.

Finalmente, nada mejor que un atardecer desde lo alto del Cerro Santa Lucía, el lugar donde hace casi cinco siglos Pedro de Valdivia fundó Santiago del Nuevo Extremo es hoy uno de sus más famosos miradores. Pequeños castillos, jardines con fuentes y sinuosos caminos permiten tener una visión de 360° de una ciudad moderna y en pleno auge de su crecimiento.

El segundo día dedícalo a adentrarte en la historia de la ciudad y del país. Lo mejor es empezar con un paseo por el Palacio de la Moneda, el majestuoso edificio que aloja la sede del gobierno nacional. A unas pocas cuadras de allí está la Catedral Metropolitana y la Plaza de Armas, este es uno de los lugares con más vida de Santiago y donde podrás tomarle el verdadero pulso a la ciudad. En uno de los lados de la plaza está el imperdible Museo Histórico Nacional, donde podrás hacer un recorrido por la historia chilena desde la época pre-colombina hasta la republicana.
Desde la misma Plaza de Armas sigue por la calle Monjitas hasta el número 578 y has una parada para comer y probar un buen pisco sour en el mítico Bar The Clinic, un lugar donde la crítica y la sátira política son seña de identidad, así que esta es una buena forma de entender un poco mejor la idiosincrasia chilena.

Para conocer más sobre la historia reciente del país, dirígete al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, que documenta el golpe de estado de 1973 que derrocó al presidente Salvador Allende y que marcó el comienzo de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet.
Termina el día en alguno de los locales del tradicional Bar Liguria que encarna como pocos el sentir santiaguino y donde podrás probar algunas de las recetas más típicas.

Por supuesto, un recorrido por Santiago de Chile no está completo si no se visita alguno de los viñedos cercanos y se prueba los famosos vinos chilenos que ya disfrutan de un muy reconocido lugar en el mundo. La viña Concha y Toro es de fácil acceso y organiza visitas guiadas en las que podrás recorrer sus antiguas instalaciones y probar algunos de sus vinos, como el Carmenere, la cepa insignia del país.
En definitiva, Santiago de Chile tiene mucho que ofrecer a quien se sumerja en la aventura de descubrirla. Así que no lo dudes más, ponte ropa y calzado cómodo y lánzate a conocer esta ciudad que por años ha permanecido casi dormida y hoy despierta vibrante y llena de vida, con miles de alternativas para quien quiera disfrutarla.
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